
Antecedentes
La imagen de América, en sus diferentes expresiones y manifestaciones, ha sido uno de los temas más fecundos que ha producido la iconografía de los cinco continentes. Ningún otro continente como el americano ha sido objeto de tantas formas representativas y de tantas disputas y controversias en torno a las mismas. Su uso, por otra parte, ha sido utilizado como arma política e ideológica desde sus orígenes hasta los tiempos de la contemporaneidad histórica.
El análisis de la imagen de América en los diferentes aspectos y manifestaciones ha sido motivo de estudio y reflexión por parte de historiadores e historiadores del Arte desde las primeras décadas del siglo XX, destacando en este sentido los trabajos pioneros de J.H. Hyde, “Iconographie des Quatre Parties du Monde dans les tapisseries” (Gazette des Beaux-Arts, 10, 1924) y “The four parts of the world as represented in old-time paeants and ballets” (Apollo, 1926, II y 1927, I). Pero sería a partir de los años setenta del siglo pasado cuando la imagen de América comienza verdaderamente a interesar a los investigadores de uno y otro lado del Atlántico. Este es el caso R. E. Alegría, Las primeras manifestaciones del indio americano, 1493-1523, Puerto Rico, 1978; F. Chiapelli (edit.), First Images of America, Berkeley, 1976; H. Honour, The European visión of America, Cleveland, 1975, y sobre todo The New Golden Land: Europen Images of America fron the Discoveries to the Present Time, New York, 1975, aunque algunos años antes Francis Spar había publicado un trabajo que abrió nuevos horizontes en esta línea de investigación (Spar, F., “L’Amérique en images”, Connaissance des arts, 112, 1961).
No obstante, sería en la década de los ochenta y noventa del siglo pasado cuando el interés por el tema de la imagen de América aumenta de manera considerable, siendo objeto de monografías, artículos, actas de congresos. Sin embargo, es necesario tener en cuenta la importancia que en este terreno supuso la obra de O’Gorman, La invención de América (1986), que abrió el camino para el desarrollo de estudios teóricos sobre cómo desde 1492 se produjo la creación de una imagen del Nuevo Mundo a imagen y semejanza del Viejo Continente, o la edición en 1997 de la monumental y enciclopédica obra América de T. de Bry por Ediciones Siruela, que marcará una antes y un después en el estudio de la iconografía americanista.